Vamos a examinar, si bien muy superficialmente, tres
noticias que de alguna manera guardan relación con la corrupción o cómo
combatirla.
El barómetro del CIS
En la imagen que se puede ver arriba, y que se puede ampliar
pinchando sobre ella, se puede apreciar que, según el barómetro del CIS de
septiembre de este año, para los españoles es preocupante la corrupción y el
fraude (42’7 %), la Administración de Justicia (1’8 %) y el fraude fiscal (0’5
%). No puedo sino estar perplejo, o no explicármelo directamente, por el
desfase que hay entre la corrupción y la administración de justicia. Tal vez
los encuestados consideren que hay corruptos pero que Justicia funciona bien, o
tal vez ni se lo hayan planteado. También debería conocerse exactamente la
metodología para saber si, por ejemplo, podían votar más de una opción.
En otro orden de cosas, no deja de ser significativo el
escaso peso social que tiene Justicia (recordemos 1’8 % en consideración de ser
un problema), frente al 11’5 % de sanidad y 9’6 % de educación.
Zaragoza tendrá Fiscalía
Anticorrupción
Recomiendo leer la teoría de las tres capas de la corrupción. Si no se encuentra el dinero, ni
se explica el delito ni se ha hecho todo lo necesario para combatirlo.
Se ha publicado en el Heraldo de Aragón del 12-X, si bien
carezco de enlace web, que la Fiscalía de Zaragoza tendrá equipo específico
anticorrupción, que asumirá las causas ya abiertas y las que vayan surgiendo en
el futuro, y dotada de una unidad de blanqueo (supongo que del Cuerpo Nacional
de Policía) y otra de la AEAT. Un paso muy importante que supera al de otras
provincias, donde hay fiscal anticorrupción que sólo lleva un asunto en total y
otras donde se ha propuesto y no se le ha hecho caso a quien tuvo la misma idea; la cosa es permitir que otros sean los pioneros.
La corrupción, junto al penal económico (para mí
especialidades indisolubles), es una de las grandes lacras de la actualidad y
exige una respuesta contundente. Nuestro actual sistema de juez instructor, no
repetido en ningún otro país occidental, si bien muy bueno para su época, no
ayuda precisamente a la persecución de estos ilícitos, que exigen cierta
estabilidad en el tiempo del investigador y conocimientos de los que no puede
gozar un recién escudillado. Esto dará lugar, algún día, a otro post, sin
perjuicio de señalar que esta idea no parte de la crítica a personas sino al
sistema concreto.
Sea como fuere, parece que el equipo de la Fiscalía de
Zaragoza va a ser un clon en pequeño de la Fiscalía Anticorrupción central, sin
Guardia Civil, eso sí. Es irracional que se llamen especialidades a cosas como
“menores”, “violencia de género”, “seguridad vial”, “vigilancia penitenciaria”
y tantas otras, donde se aplican cuatro artículos, literalmente hablando, y
donde el único problema es el de prueba y el número de asuntos, pero no así la
complejidad de los mismos, mientras que haya especialidades con mayúsculas como
medioambiente, siniestralidad laboral, económicos o corrupción, que exigen saber mucho de derecho
sustantivo y prueba, muy complicada en esas materias, que carezcan de un
arraigo semejante (medioambiente y siniestralidad laboral sí lo tienen, no así económicos o corrupción).
La Comunidad Autónoma del País Vasco parece que también va a tener, a nivel
autonómico, su propio equipo: VER NOTICIA.
En todo caso, considero que debería unificarse, desde las
instancias oportunas, e incluso a nivel legal, tanto la plantilla mínima por
provincia, las unidades adscritas (tal vez sería bueno crear unidades de
inteligencia económica, híbridos entre policial y hacienda, aunque eso será
materia de otro post, algún día de estos), la formación obligatoria, la
exención de otras tareas no propias de la especialidad o estar concretada
expresamente la compaginación de otras materias, si la corrupción urbanística
debe ser llevada por anticorrupción o por urbanismo, la carrera profesional, requisitos
mínimos para acceder al grupo, cometidos de los miembros, etc. Es muy saludable
que la Fiscalía de mi tierra haya acordado su creación, además en junta, si
bien estimo que debería institucionalizarse en toda España y de manera
homogénea.
Tarjetas opacas ¿hasta
cuándo vamos a mirar para otro lado con las auditorías?
Ha estallado en la última semana un escándalo, según el
cual, una conocidísima entidad financiera tenía tarjetas opacas, es decir, que
no se han declarado y encima durante años, para que sus directivos, no pocos y
no en pequeñas cuantías, gastasen en vicios caudales procedentes del patrimonio
de la sociedad.
Ahora bien, siendo una entidad financiera ¿cómo es que no se
dieron cuenta los auditores a lo largo de tantos años? ¿era ese silencio parte
del precio por seguir llevando la auditoría de la empresa? ¿cómo es que nadie, incluyendo
órganos reguladores, se ha enterado durante años de su existencia? ¿se aplicará
la responsabilidad penal de la persona jurídica? Ya veremos cómo acaba todo
esto y, sobre todo, si alguien empieza a pedir algún tipo de medidas
cautelares, sean personales o reales, porque el escándalo financiero continuado
al que se ha sometido a este país en la última década es insostenible. También
va siendo hora de que el Parlamento tome cartas en el asunto con las auditoras,
en especial con las cuatro más grandes, porque su forma de actuar ya
contrastada en varios escándalos ponen en serio peligro la economía nacional,
los puestos de trabajo de demasiada gente, y nuestro prestigio extranjero, con
la consiguiente capacidad de atraer capital extranjero e inversiones.
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